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El lápiz khôl es un indispensable de la belleza desde la noche de los tiempos. Permite maquillarse intensamente los ojos y mostrar una mirada gráfica y trabajada. Si hoy en día todas las casas de cosméticos lo comercializan, le proponemos volver sobre la historia del lápiz khôl. Verás que este accesorio de belleza tiene más de un truco en su bolso, está disponible en muchas versiones, y su uso no es nuevo. Aquí está todo lo que necesita saber sobre el tema.
Ante todo hay que saber que, originalmente, el lápiz khôl no sirve para la belleza. De hecho, fue utilizado por los egipcios para aliviar todo tipo de inflamaciones e infecciones oculares. Además, lo utilizaban para protegerse de la luz viva y del viento cargado de arena muy presente en el desierto. Pero otros pueblos también lo adoptaron muy pronto en la historia. Los semitas, los couchitas y los amazigh reconocieron sus virtudes medicinales y comenzaron a utilizarla desde la antigüedad.
Compuesto de azufre, de grasa animal y de una mezcla de plomo, o de sulfato de cobre, de alumbre calcinado, de Zenjar y de clavos de olor, permitía cuidar la zona ocular y cuidarla cuando fuera necesario. Actuaba como un verdadero antibiótico, y era utilizado tanto por las mujeres como por los hombres y los niños. Poco a poco, los usuarios, y especialmente los faraones egipcios, le encontraron una función estética.
El khôl les permitía de hecho tener una mirada misteriosa y potente que les gustaba particularmente. Así se convirtió en un producto de maquillaje en sí mismo, como puede atestiguar la iconografía del antiguo Egipto. Otras civilizaciones (griegas, romanas, árabes o bereberes) lo adoptaron por mimetismo. Hoy en día sigue siendo muy utilizado en las zonas áridas, como en el Sahara, donde sigue combinando protección ocular y belleza ocular.
Para comprender la evolución de la composición de este maquillaje, primero hay que conocer la diferencia entre el lápiz khôl y el Kajal, a menudo confundidos. El kohl se presentaba en la base en forma de polvo o de pasta, compuesta de clavos de clavo, de alumbre y a veces de aceite de oliva. Esta mezcla, negra o gris, se colocaba sobre los ojos con un palo de madera llamado mirwed.
El Kajal, por su parte, procede de la India, donde también se utilizaba por sus beneficios de orden oftalmológico. Se encuentra en la forma de un cono sólido, existente en diferentes tonos.
Hoy en día, la composición del khôl es el resultado de una mezcla de aceites, ceras, mantequillas vegetales y pigmentos minerales naturales. Se presenta en forma de lápiz con textura más o menos cremosa, más conveniente de aplicar que en el tiempo. Pero, también existe en otros formatos (crema o gel para colocar con pincel).
A diferencia del eyeliner que es muy líquido, el khôl es más graso y más grueso. Por lo tanto, se puede aplicar más fácilmente e incluso se puede difuminar o degradar. Se coloca generalmente en el nivel del interior del ojo, directamente sobre la mucosa, para dar mucha estructura y fuerza a la mirada. También se puede trazar un trazo más o menos pronunciado a ras del párpado superior o ser trabajado en Smoky eyes. Se puede utilizar solo o sobre una sombra de ojos, pero siempre hay que terminar su maquillaje de los ojos colocando una o dos capas de rímel.
Sin embargo, tenga cuidado con las escamas antiestéticas de su lápiz khôl. En efecto, puede correr si se enfrenta al agua o a las lágrimas. Para un conjunto largo, tenga por costumbre utilizar una sombra mate para venir fijar su maquillaje al khôl. Los maquilladores profesionales aconsejan aplicar el khôl en la esquina externa del párpado móvil, así como en la base de las pestañas inferiores si se tienen pequeños ojos. Esta técnica permitirá ampliarlas visualmente. Por el contrario, si tienes ojos grandes, lo mejor es aplicar tu lápiz khôl en la raíz de las pestañas superiores, así como en la mucosa para una mirada profunda y cautivadora.
¿Por qué nos gusta tanto el khôl? Si este maquillaje de ojos es imprescindible desde hace siglos, es porque multiplica las ventajas:
Acabamos de verlo: el khôl se utiliza para sus diversas virtudes, médicas o estéticas, desde el tiempo de los faraones egipcios. Cleopatra lo había convertido en su producto de belleza fetiche. Si la historia del lápiz khôl ha atravesado las épocas para estar siempre presente hoy, es porque está bien integrada en nuestras prácticas y costumbres. Y con el progreso constante de la cosmética, esta epopeya está lejos de terminar.