Cuando baja la temperatura, es natural querer pasar más tiempo en el interior. Sin embargo, cuando se aventura al aire libre en invierno, los rayos ultravioleta siguen siendo un peligro. De hecho, el riesgo de quemaduras solares es aún mayor en los meses más fríos que en el verano, ya que su piel puede volverse particularmente sensible al permanecer en el interior.