El perfume ha sido durante mucho tiempo un símbolo de lujo, con su capacidad para transmitir la personalidad, el estilo y el estado de ánimo de una persona. También se ha utilizado para comunicar estatus y riqueza, y ha servido como marcador de clase social a lo largo de la historia. Sin embargo, en los últimos años, la industria del perfume ha experimentado cambios importantes, con la aparición de perfumistas independientes de nicho y la mayor disponibilidad de fragancias asequibles.