Tanto en verano como en invierno, los labios son una de las partes del rostro más expuestas a las agresiones externas. El sol, el agua, el viento, pero también el frío, pueden secarlos y hacerlos dolorosos y antiestéticos. Vitales para la acción de alimentarse, comunicarse, pero también un vector de encanto importante, los labios deben beneficiarse de una atención muy especial.